
Fruta Deliciosa
“Delicioso” es un relato de Prosa Erótica Contemporánea donde el deseo, la pasión y la entrega se funden en una sinfonía de placer indescriptible.
Palabras que resuenan, historias que perduran. Un espacio donde la escritura es esencia y el silencio también habla.
De todo lo que este mundo ofrece, el fruto prohibido es el más tentador.
No es solo su sabor sublime y tácito lo que me enloquece mientras degusto su esencia, paso la lengua y saboreo su cremosidad.
Es la delirante orquesta de gemidos que vocifera como una diosa perfectamente complacida…
Por mi boca, mis manos y mi creatividad deliciosa.
Perpetradora de placeres, mucho antes del mayor placer de todos.
Me gusta lo exótico que este mundo ofrece. Con esencia. Con alma. Con ganas.
Lo que se siente exclusivo y placentero.
Mis dedos replican sus antojos como un arma de destrucción masiva, pidiendo presionar el botón rojo.
Y yo sé dónde está su botón.
Cómo llegar a él. Cómo besarlo. Cómo recorrerlo con el deseo más intenso de hacerle la guerra… y el amor.
Todo al mismo tiempo.
Hasta explotar su mundo interno y externo, apenas sobreviviendo a la expansión de mis besos por su cuerpo.
Es, en efecto, el único daño colateral que disfruto.
Cada vez que no controlo las ganas de disparar éxtasis sobre la carne viva de su esencia que me llama.
La lujuria se ruboriza cuando la pongo boquita arriba sobre mi mesa, de espaldas en el balcón, o levantando su cuerpo contra las paredes de la habitación.
Mientras golpeo el mío contra el suyo.
Al ritmo de la música que sincroniza nuestras pieles y corazones.
Una dama fuera de la puerta.
Una diablita sobre el borde de las sábanas.
Las que se mojan cuando su boca grita: “me vengo ahora…”
Y las muerde, suspirando en el ahora, que no quiere que detenga ninguna de mis infames obras.
Sedienta se mantiene, cuando después de sesiones seguidas, sus dedos se aferran, arrastrándose por mi espalda.
La sed muere cuando la atrapo del cabello.
Y gatea ante mí. Se pone en posición de reverencia carnal.
Mirada fija sobre mi rostro… y sobre la piel dura y caliente que apunta al borde de su sonrisa.
Palpitante, como todo lo que me provoca.
Su perversión desalmada sujeta con sus manos mi vida.
La agita como si el mundo se fuera a acabar mañana…
Y yo fuera a acabar ahora, justo sobre su cara.
Sobre su boca. Sus mejillas. Sus pestañas.
Respiración profunda…
Y su lengua se vuelve aliada, dando vueltas sobre el borde de mi verga desalmada.
Que la quiere suya. Y por eso me come con todas las malditas ganas.
A veces se golpea el rostro, desatando caos y picardía. Chispas y muchas flamas.
Van quemando todo a su paso, pero en cuanto la tomo por detrás de la cabeza y la sumerjo de lleno en el conflicto de esta guerra…
Su boca se come todos los problemas, ahogada como una sedienta perra.
”¿Por qué uso esas palabras al referirme a ella?”
Algunas pieles disfrutan de ciertas referencias.
Y puedes ver en su rostro lo mucho que le mojan esas sorpresas.
Si existiera un libro que recogiera todo lo que yo hago en ella, faltarían páginas.
Cada botella de vino es un camino distinto.
Puedo viajar por su piel diez mil veces y siempre encontrar un nuevo destino.
Sobre todo al montarse encima de mí.
Ver cómo lo ajusta mientras me sonríe como reina.
La apertura de sus labios con mi punta…
El descenso lento y magistral, hasta tener dentro todo el premio.
Sus manos preparándose sobre mi pecho.
Las mías, agarrando su hermoso culo, como si entrara al más peligroso juego de atracción.
El ritmo sustancioso, creciendo poco a poco.
El choque, mientras percibo todos sus aromas.
Y lamo cada uno de sus sabores. Senos frutales que me alimentan, mientras ella se alimenta de mí.
Dentro de ella. En todas sus puertas.
Las pausas para lamerle hasta la punta de la cereza.
Mezclar frutas en mi boca, con su aprobación de doncella.
Que gime… hasta que tiembla.
Es la manera realista en que un humano puede hacerle el amor a una diosa que bajó a probar un poco de la tierra.
Del fruto de su intriga ya ha venido por mí varias veces.
Supondré que conmigo disfruta lo que en el Olimpo le niegan.
Los humanos, selectivamente, tenemos algo que en esencia se diferencia de cualquier otra cosa sobre la tierra.
Y encontrar a quien te sumerja de esa forma… es un privilegio exclusivo.
Si la vieras cómo se mueve cuando la tengo en cuatro, sobre mi guitarra…
Toco unas melodías que ni ella, usando todos sus dedos, podría.
Y al final, cuando ya solo queda gritar…
La sorprendo con un ritmo tan rápido que no puede ocultar, en su forma de chocarme, morderme los labios, la piel, el cuello.
No finge. Se rinde.
No calla. Exige.
No miente. Pide la verdad.
Y la verdad… es que me quiere haciéndole el amor mil veces así.
Hasta que pide venir.
Otros le llaman correrse o squirting, pero ella solo es…
Fruta llena de sustancia, que bien devorada, suelta el elixir.
Como una toronja rebosante de humedad.
La consumo entera, para saciar mi sed de caminante del desierto.
Con esa intensidad le hago pagar mis plegarias al cielo.
Dibujándole hasta el último de sus placeres, en los bordes de su vientre…
Donde, bajo la luna, la lleno con mi cuarto creciente…
Y mi luna llena en toda su frente.
Cayendo como leche condensada,
que al mezclarse con fruta…
da un nuevo sabor en la boca.
Úmami.
“Delicioso” es un relato de Prosa Erótica Contemporánea donde el deseo, la pasión y la entrega se funden en una sinfonía de placer indescriptible.
“Delicioso” es un relato de Prosa Erótica Contemporánea donde el deseo, la pasión y la entrega se funden en una sinfonía de placer indescriptible.
Usado más en referencia a seres o espíritus que vuelven a tomar forma corpórea.